miércoles, 1 de junio de 2011

Tiempo para Compartir: La fe en Jesucristo nos lleva a amarle, confiar en Él y cumplir Sus mandamientos.


Muestre la imagen del profeta.
P: ¿Quién es este?
R: El Profeta.
P: ¿Cómo lo sabes?
R: Puedo verlo.

Ahora que el niño cierre los ojos. Aplauda con las manos.
P: ¿Qué es esto?
R: Un aplauso.
P: ¿Cómo lo sabes?
R: Puedo escucharlo.

Vende los ojos a un niño. Dale un puñado de monedas.
P: ¿Qué es esto?
R: Monedas.
P: ¿Cómo lo sabes?
R: Puedo sentirlas.

Vende los ojos a otro niño. Ponga el vinagre en la nariz.
Q: ¿Qué es esto?
R: Vinagre.
Q: ¿Cómo lo sabes?
R: Puedo olerlo.

Vende los ojos a otro niño y dele de probar azúcar.
Q: ¿Qué es esto?
R: Azúcar.
Q: ¿Cómo lo sabes?
A. Por el sabor.

Muestre la imagen de Cristo.
Q: ¿Quién es este?
R: Cristo.
Q: ¿Cómo lo sabes?
R: Por la fe.

Lea Doctrina y Convenios 17:2 "Y será por vuestra fe que se os concederá verlas, sí, mediante esa fe que tuvieron los profetas de la antigüedad."

Asigne a diferentes niños para que relaten la siguiente historia.


El Pequeño niño ciego de Holanda

Primer narrador: Esto sucedió cuando el presidente Joseph F. Smith se encontraba visitando a los santos en Europa. Los miembros de la Iglesia en Holanda tenían muchos deseos de verlo, pero había un niñito que no podía verlo.

Segundo narrador: Por muchos años Juanito había tenido problemas con sus ojos. Ahora tenía once años y los ojos le dolían mucho; estaban inflamados y solamente podía ver sombras borrosas.

Primer narrador: Juanito no pudo ir más a la escuela porque el doctor le dijo que no debía forzar sus ojos con el trabajo escolar. Llevaba un gran vendaje sobre los ojos y pasaba la mayoría del tiempo deseando mejorar. Él sabía que le presidente Smith iba a llegar a su pueblo y oraba porque pudiera suceder un milagro.

Juanito: - Mamá, me alegro mucho de que por lo menos voy a poder escuchar al presidente Smith. Imagínate, un profeta de Dios!

Mamá: - Sí, querido, es un profeta, y yo también estoy contenta porque nos va a visitar.

Juanito: - Mamá, el Profeta tiene gran poder, ¿no es así?

Mamá: - Sí, Juanito, él tiene las llaves y la autoridad que Dios le da a los hombres. ¿Por qué lo preguntas?

Juanito: - Mamá, si me llevas contigo a la reunión y dejas que el Profeta vea mis ojos, estoy seguro que me voy a curar.

Mamá: - Oh, Juanito, el hermano Smith tiene poder para sanarte, pero está muy ocupado. Hay cientos de personas que quieren verlo, u tú solamente eres un niñito, y no podemos importunarlo.

Primer narrador: Juanito se sintió muy triste al saber que habría tantas personas que el Profeta tal vez no se fijaría en él.

Juanito: - Mamá, de todas maneras vas a llevarme a la reunión, ¿verdad?

Mamá: - Claro que sí, Juanito.

Segundo narrador: Al día siguiente Juanito escuchaba embelesado lo que el Profeta decía, pues había un intérprete que traducía al holandés todas sus palabras.

Primer narrador: Al finalizar el servicio, el Profeta fue a la puerta para estrechar la mano de los santos. Juanito se abrió paso hasta que sintió que una mano poderosa tomó la suya afectuosamente. Juanito sabía que era la mano del Profeta, y su corazón empezó a latir con tanta fuerza que casi podía escucharlo.

Segundo narrador: Entonces el Presidente quitó el vendaje que cubría los ojos de Juanito y los miró con compasión. Luego dijo: - Que Dios te bendiga, hijo mío. Él cumplirá los deseos de tu corazón.

Primer narrador: Más tarde, en su hogar, Juanito podía ver perfectamente. Los ojos ya no le dolían.

Juanito: - Mamá, siempre voy a orar por el Profeta, porque sé que él es un profeta de Dios.

***

¿Querés más ideas? Seguinos en Facebook!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

***


¿Querés más ideas?
Entrá en CONEXIÓN SUD!

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...