lunes, 18 de marzo de 2013

Tiempo para Compartir: Jesucristo es nuestro Salvador

¿Cuánto estarías dispuesto a dar por alguien a quien amas muchísimo? Nuestro Salvador, Jesucristo, nos ama tanto que dio Su propia vida por nosotros.

El Padre Celestial sabía que si pecábamos y cometíamos errores, no podríamos vivir con Él otra vez. De modo que Su Hijo, Jesucristo, ofreció ser nuestro Salvador. El Padre Celestial Lo escogió a Él para que nos salvara porque Él era el único que podía llevar una vida libre de pecado.

Jesús sufrió y murió para salvarnos de la muerte y de nuestros pecados. Este acto de amor se llama Expiación. Gracias a la Expiación, podemos arrepentirnos de nuestros pecados, ser perdonados y llegar a ser limpios y puros tal como Jesús.

Jesús fue crucificado y murió, pero después de tres días resucitó. ¡Volvió a vivir! Gracias a que Él resucitó, nosotros también resucitaremos. Esto significa que nuestro cuerpo y nuestro espíritu se volverán a unir para siempre.

En verdad, Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor. Él es el ejemplo perfecto para todos nosotros. Nos enseñó la manera de tratarnos unos a otros con bondad. Nos enseñó la forma de servirnos mutuamente y cómo llegar a ser mejores. No podremos llevar una vida perfecta como Él lo hizo, pero podremos regresar a vivir con Jesús y con el Padre Celestial si obedecemos los mandamientos y hacemos nuestro máximo esfuerzo. Debemos seguir a Jesucristo todos los días.

Muestre la lámina de "Jesús ora en Getsemaní" y lea el resumen que se encuentra al reverso.


Canten “Me gusta pensar en el Señor” (CN, pág. 35).
Me gusta pensar, al leer que Jesús,
en la tierra al hacer Su misión,
llamaba a todos los niños a Él,
para darles Su gran bendición.

Quisiera haberlo oído también,
y sentido su amor hacia mí,
o yendo Sus tiernas palabras decir:
“A los niños traed hacia mí”.

Muestre las siguientes láminas y pida a los niños que lean los pasajes de las Escrituras que se sugieren:

“La Crucifixión”: Mateo 27:35–38;



“La sepultura de Jesús”: Mateo 27:59–60.



Canten “Mandó a Su Hijo”(CN, págs. 20–21).
¿Cómo podía demostrar el Padre Su amor?
Mandó a Su Hijo a nacer, pequeño Salvador.
¿Cómo podía indicar la senda a seguir?
Mandó a Su Hijo a mostrar cómo a los cielos ir.
Y de la muerte, ¿cómo nos podía enseñar?
Mandó a Su Hijo a morir y a resucitar.
¿Qué es lo que nos pide Dios?
La fe y la caridad, ser como Jesucristo fue
y a a otros ayudar.
¿Qué pide Dios? Ser como Jesús.

Continúe la actividad con "María y el Señor resucitado", Lucas 24:36–37, 39–43.



Canten “¿Vivió Jesús una vez más?” (CN, pág. 45).
¿Vivió Jesús una vez más
cuando en la cruz murió?
Al tercer día en el jardín,
a María habló.

¿A los que amaba visitó?
Él se dejó tocar.
Con ellos Él también comió
miel de un panal.

Tenía marcas de la cruz
en las manos y en los pies.
¿Vivió Jesús una vez más
¡Oh sí, Él vive, sí!

Testifique que Jesucristo es el Salvador.


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