lunes, 14 de noviembre de 2011

Tiempo para Compartir: Puedo mostrar reverencia por los lugares y las cosas sagradas.

El presidente Packer se sentía incómodo porque sus ropas estaban sucias y él no se había aseado, pero sabe que a nuestro Padre Celestial le gusta mucho más que estemos limpios por dentro. Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y nos bautizamos, nos volvemos limpios. Al guardar los mandamientos y participar de la Santa Cena, renovamos la promesa del bautismo de que seguiremos a Jesucristo. Es como si nos lavásemos de nuevo. Podemos estar limpios por dentro porque Jesucristo pagó el precio por nuestros pecados.

El presidente Packer escribió:

Si tan sólo comprendiéramos
Lo que hemos visto y oído,
Sabríamos que no hay don mayor
Que ser purificados y limpios.

(“Lavados y purificados”, Liahona, julio de 1997, pág. 11).

Antes de que los miembros de la Iglesia vayan al templo, muestran su amor y respeto por nuestro Padre Celestial y por Jesucristo por medio de su limpieza. Cuando seas lo bastante mayor, te sentirás cómodo yendo al templo si estás limpio por dentro y por fuera.


Pida a los niños que lean Éxodo 3:1–5 y explique que Moisés fue al monte de Dios y que allí el Señor se le apareció en una zarza ardiente. Pregúnteles qué le pasó a la zarza (lean los versículos 2–3). Pregúnteles qué dijo Dios (lean el versículo 4). Pregunte por qué Dios pidió a Moisés que se quitara el calzado (lean el versículo 5). 

Muestre el calzado del templo o hablen de él y explique que en el templo nos ponemos un calzado blanco y limpio para mostrar que estamos en un lugar reverente y santo. Cuando vamos a las reuniones de la Iglesia, no nos ponemos el calzado del templo, pero sí nos comportamos de forma reverente. 

Pregunte a los niños cómo pueden mostrar reverencia en el centro de reuniones. Explique que en el templo somos reverentes de forma muy parecida. Pida a los niños que dibujen cosas que puedan hacer para mostrar reverencia y muestre los dibujos a un miembro del obispado o de la presidencia de la rama.


Pídales que identifiquen quién está siendo reverente en este dibujo y permita que los niños lo coloreen.




Lleve a cabo con los niños el siguiente verso acompañado de movimientos con los dedos. Improvise los movimientos que representen las partes de un centro de reuniones.

El centro de reuniones

Estas son las altas paredes
con puertas que nos invitan a entrar;
aquí está el techo que cubre la casa
y las ventanas que dejan la luz pasar.
Aquí venimos a cantar y a orar
(cruzar los brazos e inclinar la cabeza)
y en este lugar se siente el amor (ponerse las manos sobre el corazón);
por eso esta casa queremos cuidar (extender los brazos hacia los lados)
y por ella dar las gracias al Señor (cruzar los brazos e inclinar la cabeza).


• ¿Cuáles son algunas de las cosas que debemos hacer en el centro de reuniones?
• ¿Cuáles son algunas de las cosas que no debemos hacer en el centro de reuniones?


Ayúdeles a comprender que hay ciertos lugares de ese edificio y ciertos momentos en los cuales se puede correr o jugar, pero que en casi todas partes (especialmente en la capilla) y todos los domingos debemos ser reverentes. Haga hincapié en que, además de permanecer sentados y en silencio durante la Primaria y en la capilla, debemos siempre caminar por los pasillos sin hacer ruido.







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