Liahona Agosto 2011
Cierra los ojos e imagina un templo. ¿De qué color es? ¿Qué tamaño tiene? ¿Tiene ventanas? ¿Tiene agujas? ¿Cuántas?
Todos los templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son diferentes. El Templo de Salt Lake, en Utah, tiene paredes de granito gris y seis agujas. Es muy diferente del Templo de Cardston, Alberta, en Canadá, que tiene paredes de piedra pero no tiene agujas. Aunque cada templo parece diferente, todos son hermosos y se edifcan con el mismo propósito. Son lugaresdonde se realizan ordenanzas especiales que se necesitan para que
regresemos al Padre Celestial.
Tú eres como el templo. Eres diferente de todas las demás personas, pero tú también eres una casa para el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo. El apóstol Pablo dijo: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? …el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16–17). Tu cuerpo es un templo para tu espíritu. Así como tratas los templos con respeto, debes tratar tu cuerpo con respeto. Lo puedes hacer al obedecer la Palabra de Sabiduría (véaseD. y C. 89), al vestir modestamente y al mantener tu cuerpo limpio. También debes mantener tu corazón y tu mente limpios al leer, escuchar y mirar sólo “cosas que sean agradables para [el] Padre Celestial” (véase Mis normas del Evangelio). Cuando estás limpio en mente y cuerpo, puedes recibir grandes bendiciones.
Actividad
Busca el camino en el laberinto. Cuando llegues a una señal, escoge el camino del Sí o No basándote en si te ayuda o no a tratar tu cuerpo como un templo de Dios. Escoger los caminos correctos te conducirá al templo.
Dibuja otras cuatro cosas que sean buenas para ti. Recorta los dibujos y ponlos sobre los carteles de las cosas buenas del laberinto.
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