viernes, 30 de diciembre de 2011

Alma y el rey Noé

Durante las dos primeras semanas del mes, enseñe algunos relatos de las Escrituras que demuestren cómo el tomar decisiones correctas conduce a la libertad y a la felicidad y cómo el tomar malas decisiones conduce al cautiverio y a la miseria. Algunos relatos de las Escrituras que podría utilizar incluyen al Salvador y a Satanás (véase Moisés 4:1–4); Nefi , Lamán y Lemuel (véase 1 Nefi 2–4, 7, 18); Sadrac, Mesac y Abed-nego (véase Daniel 3); o Alma y el rey Noé (véase Mosíah 17–19). Luego de contarles un relato, invite a dos niños a que sostengan un extremo de la vara “elección y consecuencias”. Pida a un niño que explique las elecciones que hicieron las personas en el relato y al otro niño que explique las consecuencias de esas elecciones.


Muestre la lámina 3–47, Abinadí ante el rey Noé, y pida a los niños que presten atención al siguiente relato acerca de cómo el Espíritu Santo ayudó a Alma.


Explique que muchos años después que Lehi y su familia partieron de Jerusalén, un hombre malvado, llamado Noé, llegó a ser rey de los nefitas. Noé era un rey muy inicuo y enseñó a los nefitas a ser pecadores.


Entonces el Señor envió a un profeta llamado Abinadí a predicar a los nefitas. Sucedió que Abinadí les dijo a los nefitas que ellos y su rey eran inicuos, y que nuestro Padre Celestial deseaba que se arrepintieran.


El rey Noé se enojó con Abinadí y mandó arrestarle; después, hizo que lo llevaran ante él y sus sacerdotes. Abinadí les habló de las enseñanzas de Jesucristo. Ellos no quisieron escuchar, pero el Señor bendijo a Abinadí, y ninguno de ellos pudo hacerle nada hasta que él terminó de dar el mensaje que había sido enviado a dar. Abinadí les dijo que lo que él les enseñaba era verdadero, pero el rey Noé y la mayoría de sus sacerdotes se rehusaron a creer en sus palabras. Ellos no deseaban arrepentirse de sus pecados sino que, por el contrario, querían matar a Abinadí.


Sin embargo, uno de los sacerdotes, llamado Alma, sí creyó en lo que Abinadí había dicho. El Espíritu Santos ayudó a Alma a comprender que Abinadí decía la verdad. Alma le rogó al rey Noé que le permitiera a Abinadí partir en paz, pero eso enojó aún más al rey Noé, e hizo que Alma fuera echado de entre ellos, y envió a sus siervos tras de él para que lo mataran. Alma huyó de los siervos del rey Noé y se escondió. Estuvo escondido y a salvo por muchos días. Cuando Abinadí terminó de decir lo que se le había enviado decir, el rey Noé hizo que lo mataran.


Mientras Alma estuvo escondido, escribió todas las enseñanzas de Jesús que Abinadí había proclamado. Alma supo que esas enseñanzas eran verdaderas, y fue así que se arrepintió de todos sus pecados y comenzó a obedecer los mandamientos. Alma llegó a ser un excelente misionero, dando a conocer a otras personas lo que había aprendido.







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