Explique que lo primero que decimos en una oración es el nombre de nuestro Padre Celestial. Diga a los niños que Jesús nos enseñó esto cuando estuvo en la tierra. Lea en voz alta Mateo 6:9, y explique que por lo general acortamos la frase “Padre nuestro que estás en los cielos” y decimos “Nuestro Padre Celestial” o “Padre Celestial”.
Dígales que Jesús también nos enseñó cómo debemos terminar la oración. Lea en voz alta 3 Nefi 18:19.
• ¿Cómo nos dijo Jesús que debíamos finalizar la oración? (En Su nombre. Terminamos diciendo en el nombre de Jesucristo. Amén.)
• Cuando oramos en la clase o con nuestra familia y la persona que dice la oración dice la palabra “amén”, ¿qué hacemos nosotros?
Explique que cuando hacemos una oración con un grupo de personas, al decir “amén” al final de una oración, estamos diciendo que estamos de acuerdo con lo que la persona haya dicho en la oración. Significa que hemos estado orando junto con esa persona.
Diga a los niños que hay dos razones importantes para orar. Para descubrir la primera, divídalos en dos equipos y pídales que, por turno, nombren cosas que nuestro Padre Celestial ha hecho por ellos. Cada cosa que digan debe ser algo que no se ha dicho antes. Si uno de los equipos no puede responder en seguida, pierde el turno y le toca al otro equipo. Juegue durante un rato hasta que ya no se les ocurra algo que no se haya dicho antes.
Si los niños no dan las siguientes respuestas, menciónelas usted:
• Nuestro Padre Celestial nos dio la vida.
• Nos dio nuestras familias.
• Nos dio la tierra.
• Envió a Jesucristo a la tierra para ayudarnos.
• Prometió contestar nuestras oraciones de la mejor manera.
Pregunte a los niños lo siguiente:
- • Cuando alguien les hace un regalo o es amable y amoroso con ustedes, ¿qué le dicen ustedes?
- • ¿Quién nos ha dado más regalos que ninguna otra persona? (Nuestro Padre Celestial.)
- • ¿Cuál es la primera razón que tenemos para orar? (Agradecerle a nuestro Padre Celestial las muchas bendiciones que nos da.)
Ponga de relieve que así como damos gracias a nuestros padres, familiares y amigos por las cosas especiales que hacen por nosotros, del mismo modo debemos agradecerle a nuestro Padre Celestial lo que hace por nosotros. Cuando le damos gracias, nuestro Padre Celestial se siente feliz.
Explique que la segunda razón para orar es pedir la ayuda de nuestro Padre Celestial. Vuelva a pedirles que nombren cosas que no pueden hacer por si mismos y necesitan la ayuda de nuestro Padre Celestial.
Comparta su testimonio de lo importante que es hablar con nuestro Padre Celestial todos los días. Recuerde a los niños que deberíamos orar a la mañana y a la noche, y en cualquier otro momento en que necesitemos ayuda especial o nos sintamos agradecidos con nuestro Padre Celestial.
Anime a los niños a no olvidarse de orar a la mañana y a la noche durante la semana.
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