lunes, 29 de abril de 2013

Tiempo para Compartir: El profeta viviente guía a la Iglesia bajo la dirección de Jesucristo.


Pida a un niño que salga de la sala mientras usted esconde una lámina de Jesucristo. Invite al niño a entrar y pídale que vaya hacia Jesucristo; dígale también que hay alguien que puede ayudarle. Apague las luces y entregue una linterna a otro niño. Pídale que guíe al “niño perdido” de regreso a Jesucristo iluminando el suelo. Puesto que nuestro Padre Celestial desea que regreses a vivir con Él, ha llamado a profetas para que te enseñen y te guíen. Cuando escuchas al profeta, estás escuchando a la persona a la que nuestro Padre Celestial ha llamado para representarle y hablar por Él. Así como la linterna ilumina el camino a Jesucristo, el consejo de nuestro profeta se convierte en la herramienta que necesitamos para volver a la presencia de nuestro Padre Celestial.




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sábado, 27 de abril de 2013

Artículos de Fe: 2 - Adán


"Creemos que 
los hombres serán castigados por sus propios pecados, 
y no por la transgresión de Adán."


Transgredir significa romper una ley o una regla. Cuando hacemos algo mal, transgredimos. Cuando Adán y Eva vivían en el Jardín del Edén, el Padre Celestial les ordenó que no comieran del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Adán y Eva fueron tentados por Satanás y comieron del fruto. Nuestro Padre Celestial echó a Adán y Eva del jardín porque se rebelaron.

A todos los hijos de nuestro Padre Celestial se les da el albedrío para elegir el bien o el mal. Él nos ha prometido bendiciones cuando elegimos lo correcto. Nuestro Padre Celestial quiere que regresemos a vivir con Él otra vez. Si tomamos malas decisiones, tenemos que arrepentirnos y hacerlo mejor. Pero el Padre Celestial no necesita que nos arrepintamos por las malas decisiones que otros toman. Somos responsables de nuestras propias acciones.




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miércoles, 24 de abril de 2013

“Éste es mi hijo amado” (Liahona, dic. de 1997, Amigos, pág. 4).


Descendió Jesús al agua 
cuando Su obra comenzó. 
Dios el Padre habló del cielo: 
"Éste es mi hjo amado; escúchalo". 

Los nefitas lo miraron 
desde el cielo descender, 
y la voz del Padre oyeron: 
"Éste es mi hijo amado; escúchalo". 

Vió José a dos personajes 
que brillaban más que el sol, 
y a Jesús, Dios presentaba: 
Éste es mi hijo amado; escúchalo". 

Al leer las escrituras— 
la palabra del Señor— 
A mi corazón Dios dice: 
"Este es mi hijo amado, escúchalo"

Quizá desee enseñar esta canción durante varias semanas sucesivas, concentrándose en el relato que contiene cada estrofa. 

Divida a los niños en tres grupos. Asigne a cada grupo uno de los tres primeros pasajes de las Escrituras que aparecen en la esquina inferior derecha de la canción: Mateo 3:16–17; 3 Nefi 11:6–8; José Smith—Historia 1:17. Pida a los niños que escuchen con atención para descubrir lo que estos versículos tienen en común. En estos pasajes, el Padre Celestial presenta a Su Hijo y testifica de Él. Canten la última línea de la canción: “Éste es mi hijo amado; escúchalo”. Pida a los niños que canten esta línea varias veces con usted. 


Pregúnteles qué se relata en el primer pasaje de las Escrituras que leyeron (El bautismo de Jesús). Muestre la lámina de Juan el Bautista bautiza a Jesús mientras canta la primera estrofa. Pida a los niños que se unan a usted cuando llegue a la última línea. Repita el proceso, pidiendo a los niños que canten todas las palabras. 


Pregúnteles qué se relata en el segundo pasaje de las Escrituras (Jesús se aparece a los Nefitas). Muestre la lámina de Cristo se aparece a los Nefitas mientras canta la segunda estrofa. Una vez más, haga que los niños se unan a usted cuando llegue a la última línea. 


Pregúnteles qué se relata en el tercer pasaje (el Padre Celestial y Jesús se aparecen a José Smith). Muestre la lámina de la Primera Visión mientras canta la tercera estrofa. Una vez más, pida a los niños que se unan a usted al llegar a la última línea. Explíqueles que en esta ocasión, el Padre Celestial se manifestó con algo más que una voz procedente del cielo. ¡Se apareció en persona! Pida a todos los niños que busquen D. y C. 18:34–36 y que escuchen y contesten la pregunta: “¿Quién más puede escuchar la voz de nuestro Padre Celestial?” Canten la última estrofa para hallar la respuesta.


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lunes, 22 de abril de 2013

Tiempo para Compartir: José Smith tradujo el Libro de Mormón y restauró verdades del Evangelio.



Invite a los niños a traducir esta frase secreta para saber de que se va a tratar la clase de hoy.

Explique que las planchas de  oro estaban escritas en un idioma que José no conocía; por lo tanto, se le dio un instrumento especial que le ayudaría a traducir lo que estaba escrito en las planchas. ¿Sabe alguno de ustedes lo que es el Urim y Tumim?
Diga que el Urim y Tumim eran dos piedras como lentes especiales por las que José podía mirar y le servían para traducir los antiguos escritos de las planchas. Con la ayuda de nuestro Padre Celestial, y valiéndose del Urim y Tumim, José tradujo lo que estaba escrito en las planchas de oro al idioma inglés. Cuando la traducción estuvo terminada, se imprimió el libro, y se le llamó El Libro de Mormón.
Sostenga en alto el Libro de Mormón y haga notar que este libro contiene lo que José Smith tradujo de las planchas de oro.
Después que tradujo el Libro de Mormón, José Smith le devolvió las planchas a Moroni.
Imprima las siguientes dos hojas en doble faz. Asegúrese de que el 15 esté atrás del 16 y el 10 atrás del 9.




Pida a los niños que doblen los papeles: primero de manera que el 14 y el 15 se toquen; luego el 12 y el 13, y finalmente de manera que el 8 y el 9 se toquen. Cada papel debería semejarse a un libro pequeño, con el 1 en la parte de adelante y el 16 en la parte de atrás. Corte con una tijera la punta y los bordes de la derecha de las páginas para que se puedan abrir como un libro. Pida a los niños que pasen las páginas para que vean que los números están en el orden adecuado. (Practique esta actividad antes de la clase para que pueda demostrar a los niños cómo hacerlo.)
Explique a los niños que esta es la forma en la que las páginas del Libro de Mormón se imprimieron: las páginas se colocaron en un orden determinado y luego se imprimieron en una hoja grande de papel. La hoja grande de papel luego se dobló y se recortó para que todas las páginas quedaran en el orden correcto. Muchos de estos libros pequeños después se combinaron para hacer el Libro de Mormón. En la actualidad todavía hay libros que se imprimen de esta manera.

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sábado, 20 de abril de 2013

Artículos de Fe: 1 - La Trinidad



"NOSOTROS creemos en 
Dios el Eterno Padre, 
y en su Hijo Jesucristo
y en el Espíritu Santo."


Ayude a los niños a memorizar el primer Artículo de Fe. Utilice la lámina de la Primera Visión y del don del Espíritu Santo para enseñarles que el Padre Celestial y Jesucristo tienen un cuerpo de carne y huesos. El Espíritu Santo es un personaje de espíritu (véase DyC 130:22). El Espíritu Santo testifica del Padre Celestial y Jesucristo.

¿Que necesitamos para obtener un testimonio del Espíritu Santo? Invite a un nuevo converso, un misionero o un miembro del barrio o rama a que les hable del testimonio del Espíritu Santo en su vida.

Haga copias de las imágenes que muestren a niños que cumplen los mandamientos, como la de un joven que reparte la Santa Cena, un niño que ora o una familia en el templo. Escoja diez imágenes  que corresponderán al número de letras de la palabra TESTIMONIO. Escriba cada una de las letras en orden al dorso de cada imagen y peque las letras en la pizarra formando la palabra TESTIMONIO. 

Pida a uno de los niños que dé vuelta una de las letras y que explique lo que sucede en la imagen. Pida a los niños que se pregunten en qué maneras o momentos ellos también hacen lo que se ve en la imagen. ¿Como se sienten al hacerlo? ¿Como les ayuda eso a fortalecer su testimonio? Escuche sus respuestas y apoye los principios con canciones o himnos. Siga adelante hasta que se vean todas las imágenes. Haga que los niños vuelvan a repetir el primer Artículo de Fe todos juntos de pie.



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viernes, 19 de abril de 2013

Tiempo para Compartir: La autoridad del sacerdocio fue restaurada por mensajeros celestiales.

Creemos que el hombre debe ser llamado por Dios, por profecía y la imposición de manos, por aquellos que tienen la autoridad, para predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas (Artículos de Fe 1:5).

¿Cuánta luz da una bombilla cuando no se atornilla bien? ¿Cuánto trabajo puede un molino de viento hacer cuando no hay viento? ¿Cuánta energía una noria producen cuando no hay agua para hacer que se mueva? Estas invenciones hechas por el hombre necesitan una fuente de alimentación con el fin de funcionar.

Jesús sabía que los hombres no podían dirigir su iglesia en la tierra sin poder de Dios. Dijo que este poder estaría dado por la imposición de manos, por aquellos que tienen la autoridad.



Cuando vivía en la tierra, Jesús puso sus manos sobre las cabezas de sus apóstoles. Él les dio el sacerdocio, el poder y la autoridad para actuar en nombre de Dios, para que pudieran "predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas." Después de que los apóstoles murieron, esta autoridad fue finalmente quitada de la tierra.



En 1829, bajo la dirección de los antiguos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, Juan el Bautista se apareció a José Smith y Oliver Cowdery. Él puso sus manos sobre la cabeza y le confirió el Sacerdocio Aarónico sobre ellos. Oliver Cowdery dijo: "Piensa por un momento, qué alegría llena nuestros corazones, y con qué sorpresa nos debe de haber cedido, cuando recibimos bajo su mano el Santo Sacerdocio" (JS-H 1:71 nota al pie).



Más tarde, a lo largo de las orillas del río Susquehanna en Nueva York o Pennsylvania, Pedro, Santiago y Juan, los mismos apóstoles que habían recibido su autoridad de Jesucristo, confirieron el Sacerdocio de Melquisedec a José y a Oliver.


Image

Sin el sacerdocio, la Iglesia no podría haber sido organizada, nadie puede ser bautizado y recibir el don del Espíritu Santo, nadie podía recibir las bendiciones del templo, y nadie podría volver a vivir con nuestro Padre Celestial. ¡Qué maravilloso es que un amable y amoroso Padre Celestial restaurara el sacerdocio para que Sus siervos en la tierra puedan tener el poder para actuar en su nombre!



Comparta si es posible una linea de autoridad del Sacerdocio de un poseedor del sacerdocio del barrio. Hable de como todas las líneas de autoridad terminan en Jesucristo.



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jueves, 18 de abril de 2013

"Un ángel visitó a José"

NOTA: Hacer click derecho sobre el botón de PLAY y elegir la opcion "Guardar enlace como..."


Antes de enseñar esta canción, practique la manera de dirigir siguiendo este ritmo particular. El compás cambia de 3/4 a 2/4 en un compás de cada línea.

Ponga a la vista de todos unas tiras de cartulina en orden aleatorio que lleven escrito lo siguiente: “Moroni”, “Cerro Cumorah”, “Nefitas” y “el Libro de Mormón”. Diga a los niños que esta canción trata acerca de estas cuatro cosas. Pídales que le ayuden a colocar las tiras de cartulina en el orden que sigue la canción. Entone la canción para que los niños la escuchen, y pregúnteles qué tira de cartulina es la primera. Teniendo en cuenta que la primera frase es “Un ángel visitó a José”, la tira de cartulina correcta es la de “Moroni”. Pida a los niños que canten esa estrofa con usted. 

Cante la canción tres veces más, colocando una tira de cartulina en su lugar cada vez. Explique que José Smith tomó las planchas de oro del Cerro Cumorah, que son un registro de los Nefitas, y que el libro precioso y sagrado es el Libro de Mormón. 

Como la canción es corta, es recomendable cantarla entera cada vez que vaya a hacer una pregunta a los niños. Esto les ayudará a familiarizarse con la letra y con el ritmo tan particular de la canción. 

Anime a los niños a que relaten la historia del Libro de Mormón a su familia cantándoles esta canción. Comparta su testimonio de que el relato que contiene la canción es verdadero.



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miércoles, 17 de abril de 2013

"El sacerdocio se restauró" CN 60 | Repaso

Haga trompetas en cartulina con un número del 1 al 6 cada una. Del otro lado escriba formas de cantar, estas pueden ser:

  1. Marchando
  2. Con el puño como trompeta
  3. Fuerte
  4. Bajito
  5. Rápido
  6. Despacio


Puede plastificar las trompetas sin escribir las formas de cantar para luego escribirlas con un marcador al agua para poder borrarlos y volver a utilizarlo con otras formas de cantar, por ejemplo.
Pegue las trompetas en la pizarra con los números hacia adelante y tire un dado para ver, dependiendo del número que sale, de que forma cantan la canción. Repitalo hasta que hayan canto de todas las formas.


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sábado, 13 de abril de 2013

"El sacerdocio se restauró" CN 60

Pida a los niños que cierren los ojos mientras escuchan el acompañamiento del piano. ¿Cómo es la música que escuchan? Explique que suena como trompetas que anuncian algo importante. 



Muestre la lámina de la Restauración del Sacerdocio de Melquisedec y brevemente expliquela. Pida a los niños que escuchen lo que aprendemos sobre el sacerdocio en la letra de la canción y cante la canción.
Su sacerdocio Dios
al mundo restauró.
Habló a la tierra y Su poder
de nuevo al hombre dio.
Escuche las respuestas y canten la canción juntos. Divida a los niños en cuatro grupos y asigne a cada grupo una línea a cantar. Haga que cada grupo de pie cante por turnos su línea de la canción mientras ponen sus puños cerca de la boca como trompeta. Cante la canción varias veces para que cada grupo cante una línea diferente.

Comparta su testimonio sobre el sacerdocio.



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jueves, 4 de abril de 2013

Plantar semillas de verdad

Para las que no nos siguen Facebook (pueden hacerlo desde acá) les comparto esta hermosa carta que escribió un hermano llamado Doug Perry a la Hna. Wixom:

“Querida Hermana Wixom:

Cuando yo era un niño muy pequeño, mi padre no era miembro de la Iglesia y mi madre se había distanciado de cualquier participación en la misma. A pesar de su inactividad, ella sintió que la Iglesia tenía buenas actividades para los niños así que me llevaba a la Primaria cada martes por la tarde. No recuerdo tener muchos amigos en la Primaria. Recuerdo que me sentaba apartado de mi clase, al fondo del salón. Debería haberme sentido solo pero no lo hice. En vez de eso, sentí calidez. Sentí amor. No sabía lo que era en ese momento pero ahora lo sé, era la presencia del Espíritu Santo. Vino de las líderes de la Primaria que me saludaban, vino de la hermana que enseñaba la música, vino de mi maestra. Ellas irradiaban el amor del Salvador. Estoy seguro de que tenían maestros que faltaban, o actividades que pensaban que no habían resultado tan organizadas como podrían haberlo sido. Seguramente tenían sus propios problemas personales con los que estaban lidiando, y sin embargo, nunca nada de eso llegó hasta mí. Ellas solo colocaban sus brazos a mí alrededor, parecían genuinamente felices de verme y me hacían sentir como si fuera un pequeñito muy importante. 

Recuerdo un día en que estaba sentado al fondo del salón, escuchando a una de estas hermanas contar la historia de José Smith y la Primera Visión. Recuerdo un sentimiento especial en mi corazón, mi corazón de ocho años. Mis padres eran amorosos, buenas personas, pero no había enseñanzas del Evangelio en mi hogar y yo quería volver a la Primaria. Quería experimentar esos sentimientos de nuevo. 

Aquellas hermanas angelicales plantaron semillas de verdad en mi pequeño corazón que nunca me abandonaron. Su influencia me guio mientras me graduaba de la Primaria, recibía el Sacerdocio Aarónico, y aun sin padres a mi lado, crecía en el Evangelio. Su influencia me inspiró a servir en una misión, casarme en el templo y criar una familia de nueve maravillosos hijos, quienes también han disfrutado de las bendiciones de la actividad plena en la Iglesia. 

Lo único que lamento es no poder agradecer a esas maravillosas hermanas. Recuerdo sus rostros. Recuerdo cómo me hacían sentir. Recuerdo cómo sus palabras me llenaban de sentimientos que nunca había experimentado antes. Pero no recuerdo sus nombres. Y aun si así lo hiciera, la mayoría de ellas muy probablemente ya han sido llamadas a casa. Aun así, fueron mis salvadoras en el monte de Sión. Ellas alteraron significativamente el curso de mi vida. Y sin embargo, nunca lo supieron. 

No puedo agradecerles, Hermana Wixom, pero usted sí puede. Puede agradecerles a aquellas, que como ellas, sirven desinteresadamente, con amor y con el Espíritu; y que seguramente no son conscientes del tremendo impacto que su servicio está causando en los tiernos corazones de aquellos a quienes sirven. Por favor, agradézcales por mí. Por favor, agradézcales en nombre de todos esos niños cuyas vidas han cambiado por el poder de su bondad. Por favor, dígales que nunca subestimen la influencia de su servicio.”


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